jueves, 15 de marzo de 2007

Mª CARMEN - LA HOJA EN LA PALMA DE TU MANO

Una vez me dedicaron unas palabras que me dieron aliento para seguir:

El mundo se rinde a lo pies de las personas que aman....
creo que estoy un poco loco
de todas maneras me quedo con mi locura
por que siempre me impulso a luchar por las personas que amo
en ese camino me encontré con el mundo
y luego contigo
después con una hoja en la palma de la mano.

*Quedaté con esa hoja en la palma de la mano, y no calles sólo utiliza ese silencio como el silencio de un buda, que es más que la ausencia de sonido, un silencio transparente, que también se percibirás en tus ojos, pero que esa hoja en la palma de tu mano te ayude a luchar.........

De parte de todas las personas que te quieren,y con especial cariño de tu amiga Beatriz.

martes, 13 de marzo de 2007

LA ESENCIA

Su olor, su color, su bondad............

Triste: como una lágrima que recorre tu mejilla deslizándose como un pez entre tus manos.

Misteriosa: como sus sedas traslúcidas.

Insinuante: despertando tu deseo

Penetrante: con esas miradas tan sumamente profundas, tan excesivamente sinceras, apagadas pero a su vez llenas de luz y de vida un velo con una historia profunda tras él....

Mi corazón se hinunda, cada momento, cada instante, cada vez que me topo nuevamente con una de esas miradas, miradas que hablan, que extremecen mi piel, que me hacen pensar y sentir como nunca lo había hecho antes.....

FIESTA DE LA PINTURA EN BIKANER


(primera parte)

Llegamos a Bikaner, es una ciudad que está pegada al desierto, es increíble la cantidad de vida que tiene, hay multitud de personas y está plagada de Rick saw que son unas motos cubiertas con capucha o toldos y llevaban la música a todo volumen.
Algo que me llamó la atención de esta ciudad, es que muchos Hindúes dormían en la calle, en la puerta de sus tiendas, pregunté a nuestro guía Satbir; y nos explicó que duermen en la calle por no perder ni una sola oportunidad, si alguien de casta mayor a la suya pasa por delante de su tienda podrá abrir y ofrecer todo lo que tiene incluso su casa, para poder realizar una gran venta que le permita asegurarse el sueldo de un mes al menos.......

Después de conocer un poco la vida de las personas que habitaban en esta ciudad, decidimos ir al hotel, estábamos cansados después de todo el día de viaje; pero de pronto vimos una casita muy pequeña, donde en su puerta había un montón de niños y niñas bailando con la música altíííísima, tenían como un pequeño “belén” (para que me entendáis); con muñequitos muy pequeños e infinidad de montoncitos de pintura de colores muy vivos, la verdad es que la curiosidad nos inundaba, Satbir paró el coche, nos bajamos y fuimos acercandonos lentamente porque estábamos de algún modo irrumpiendo su intimidad.
Era una fiesta familiar, pero en cuanto se percataron de nuestra presencia nos invitaron a quedarnos y fue una de las mejores experiencias de este viaje, estuve bailando con todas las niñas e intentaba sacar a sus madres pero les daba mucho pudor; no recuerdo haber sudado tanto como esa noche en toda mi vida, de verdad, una de ellas era muy vergonzosa, la más mayor la encantaba bailar pero no arrancaba, finalmente la convencí y estuvo enseñándome a bailar como ellas, es dificilísimo, sonríen todo el tiempo hacen un montón de gestos, levantan los brazos, su música “Dance” diría yo.

Después estaba la que le seguía en edad, guapísima como todas y con una cara muy muy dulce tenía una sonrisa preciosa además era muy elegante vestía de color azul turquesa y unos pendientes largos, después quedaban las dos princesitas pequeñas, una de ellas no paraba de moverse parecía una culebrilla, era increíble, morena con el pelo por los hombros y con unos ojazos enormes, además los tenía adornados alrededor con una especie de punteado de colores y un tilak en la frente, y la otra pequeñaja tenía un traje color plata y varias pulseras en sus brazos, se unió otra de las chicas a la foto..........

Realizaban como una especie de ritual,creo que rezaban por lo que tenían y los muñecos estaban expuestos porque para ellos eran muy importantes..........

Los chicos cogieron la pintura y comenzaron a lanzarla como una gerrilla y nosotros corríamos con ellos arrojandónos la pintura los unos a los otros, gritábamos, chillábamos, saltábamos, en cierto modo imitábamos un poco lo que hacían, porque por un momento nos mirábamos y no dábamos crédito a lo que estaba sucediendo, no podíamos parar de reír la pintura se introducía por todas partes, hay un festival en India llamado Holi "Festival de los Colores", es el festival de la felicidad y se arrojan pintura y se desean felicidad unos a otros creo que es lo que hicieron con nosotros, desde luego yo no puedo evitar sonreír cada vez que recuerdo aquel maravilloso y explosivo momento......

lunes, 5 de marzo de 2007

domingo, 25 de febrero de 2007

VIAJE AL PRIMER HOSTAL


De pronto el taxista paró. No hablaba prácticamente nada de Inglés. Supusimos por sus señas que habíamos llegado a nuestro destino, el Hostal Smyle In, pero por mucho que miráramos a nuestro alrededor, no veíamos nada: sólo un montón de vacas, callejuelas estrechísimas y oscuras, además de casas medio derruidas. Los olores comenzaron a mezclarse (ya nada se distinguía muy bien) cuando nos dispusimos a bajar del taxi. Antes de abrir las puertas frenó un coche a nuestro lado, nuestro taxista comenzó ha hablar con ellos en hindi a través de la ventanilla, mientras nosotros nos preguntábamos: ¿que pasa?, ¿que hacemos?... ¿nos bajamos?. Y bromeábamos sobre nuestro viaje a la India y lo pronto que iba a terminar. Margui decía: “bueno, comenzaremos el viaje en cueros”, pero la realidad es que el miedo se percibía en el ambiente, a pesar de las bromas. Se bajaron cuatro chicos muy jóvenes del coche, abrieron las puertas de nuestro taxi, nos hicieron bajar mediante señas, me recuerda hoy a alguna escena de la película “La Vida es Bella”. Abrieron el maletero y Alejandro sacó de él mi mochila y me dijo: “toma, Vane; cuélgatela”. Le preguntábamos: “Alejandro, ¿te suena el sitio?, ¿crees que estamos en el lugar adecuado?. Él había estado en ese mismo lugar hacía dos años, pero claro, era de noche y nada parece lo mismo. Comenzamos a caminar detrás de ellos (tal y como nos indicaron), y el corazón me palpitaba cada vez más. Atravesamos una calle oscurísima y llena de charcos, (adivinad de qué eran esos charcos, yo misma pisé uno). Al llevar los pies mojados, me deslizaba y con el peso del macuto no podía caminar sin plantar los pies prácticamente descalzos en el suelo. Me sujeté a mi amiga Esther y nos seguíamos preguntando: “¿donde crees que nos llevan?”. Sin obtener unas palabras de alivio o de tranquilidad, comenzamos a sentirla al ver a lo lejos un cartel amarillo y luminoso que decía: “Smyle In”. Nos miramos, y sonreimos. Con lo sucedido pensamos lo que habría imaginado cualquier persona que no tuviera ni idea de lo que es La India y no supiera las intenciones que pueden llegar a tener los hindúes; principalmente porque todo esto es desconocido para nosotros.

LA PRIMERA IMPRESIÓN


La primera impresión, desde que estás bajando del avión, sin aún haber visto nada en absoluto, no sé muy bien como describirla. El calor se dejaba sentir, la respiración se hacía muy difícil, aún recuerdo el olor que se percibe: es un olor que jamás y digo jamás había percibido antes. Estábamos en Delhi. Todo parecía ir bien, pero dos de las maletas no habían aparecido y ese fue el primer momento en el que intentamos comunicarnos con los hindúes; os puedo asegurar que no fue nada fácil (parece que mañana estará solucionado).


Después de recoger las maletas y conseguir tramitar las reclamaciones correspondientes, salimos del aeropuerto. En ese instante comienzas a darte cuenta de la realidad: un montón de personas esperando a los turistas con un cartel en sus manos con el nombre de su esperanza…

En concreto, uno de ellos me llamó mucho la atención: con el pelo muy negro y unos ojos enormes y rasgados vestidos por unas rizadas e infinitas pestañas, al igual que su sonrisa infinita, algo que nunca pierden se encuentren en la situación que se encuentren; creo que en sus ojos se puede leer la palabra esperanza, esa de la que hablábamos antes ellos te ven como tal.

Entre tanta multitud, a lo lejos pude ver un cartel que decía “Alejandro”, y tras él estaba nuestro taxista que nos llevaría al hostal que habíamos reservado para la primera noche en Delhi. De mediana edad, muy muy flaquito, moreno como casi todos y con esos ojos tan sumamente expresivos, pidió que le acompañásemos. Detrás de él, caminábamos Margui, Esther, Alejandro, otro chico que viajaba sólo de Inglaterra y yo; en el camino había cientos de motos aparcadas y cientos de hindúes que no nos quitaban ojo....ya me habían avisado de esto, pero no me imaginaba hasta qué punto. Mientras hablaban entre ellos te seguían con la mirada, girando la cabeza, y si tu hacías lo mismo que ellos, no importaba; no apartaban su mirada y se podían tirar así todo el tiempo del mundo. Pero ello no te hacía sentir mal, al contrario; resulta excesivamente inquietante y curioso, te preguntas ¿que se les pasará por la cabeza?, ¿como te verán ellos?

Eran las 2:00 am. Montamos en un taxi negro muy antiguo, con puertas correderas que se atascaban, y con muchísimas lucecitas rojas en el salpicadero. Arrancó, aceleró y nos miramos unos a otros por aquella forma de conducir que todos tenían. Había un caótico y abundante tráfico. Un montón de camiones de mil colores aceleraban a nuestro lado intentando colocarse en paralelo y nos saludaban a través de sus ventanillas, te guiñaban el ojo y sonreían. En la parte trasera de los mismos llevaban carteles que decían “Horn please”, “Low Horn”, gracioso, ¿no?. Nunca antes había visto nada parecido; era tan surrealista... tras ese momento de éxtasis y sensaciones que estábamos descubriendo, era el momento de observar a tu alrededor: nos adentrábamos en la antigua Delhi. Un montón de personas dormían tiradas en la calle, sobre suelos infectados de basura, niños casi desnudos abrazados unos a otros en las drásticas, caóticas, inmundas pero a su vez increíbles calles de Delhi, un contraste inconcebible y difícil de comprender. En ese momento nuestros corazones (y creo que hablo en nombre de todos) se sintieron atados a este país, “La India”.

lunes, 19 de febrero de 2007

Mis mejores recuerdos

Uno de mis mejores recuerdos es el olor a flores e incienso, casi incluso desconocido para nosotros, en los mercados de flores, abundan pequeñas rosas rojas con un perfume que te permite hasta soñar, te hace sentir en otro lugar, más lejano aún de donde creías estar, las utilizaban para realizar ofrendas, seguro que si cerráis los ojos podéis llegar a percibir su perfume.........